martes, 22 de noviembre de 2016

Fantasmas Nocturnos



Con Los Smiths de fondo, y la brisa fría, de las noches de primavera,de mi ciudad, entrando por la ventana. Que me deja ver el cielo oscuro, y los árboles sombríos. 
Soy consciente del sabor agridulce de melancolía en mi boca.
Siento la boca anestesiada, y una molestia incómoda  que va y viene, entre el límite de lo intolerable. 
Y me siento azul. Me veo pálida. 







Decaigo.


En minutos, será media noche.
 Y ya veo al insomnio asomándose por la ventana. Me mira. Lo miro. 

-Vamos a recordarnos- Susurra. Y suena apetecible.
-Prometiste no traer contigo a tus amigos- le reprocho. 
Presientiendolos a lo lejos. Preparados para hacer desastres. 
Y mi alma se ovilla temerosa en mi garganta. 
Y no dice nada. 
-Extraño dejarte lo sueños acurrucados bajo los ojos- pronuncia. -Se ven lindos en ti-

Y entra, se acomoda, y me toca la piel, y me vuelvo fría. 
Y llegan sus amigos, los fantasmas de siempre.
-Vamos a embriagarnos de tristeza. Que el azul siempre te sentó de maravilla- 





jueves, 17 de noviembre de 2016




Todavía recuerdo el día que me enamoré de él. Eran cerca de las cuatro de la mañana, íbamos de un remis. Cada uno a su sitio. Cada uno a su cama. Sentía una cosquilla en el pecho. En los pulmones, en el corazón. Y se enredaba en mi traquea, quería escaparse, deslizarse hasta mis labios,
para escurrirse y decirle algo. Pero me trague la enredadera que había germinado. Y entonces lo miré. Fue un instante. Mis ojos se clavaron en él, y sentí que el tiempo se frenó. No existía nada más en ese momento. Sólo él.



miércoles, 9 de noviembre de 2016


"Se está bien a tu lado, haces calor, pareces un día festivo, una sorpresa,
 es como si la vida, por fin, quisiera que me pasase algo bueno. 
Así que me abrazas y es genial, porque no te lo he pedido; 
porque hay necesidades de las que uno nunca habla, 
y esas dan mucho miedo. "


miércoles, 28 de septiembre de 2016

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Te esperé toda mi vida. 
Te anticipaba entre las líneas de mis poemas preferidos. 
Te tanteaba en sueños y te extrañaba en medio de mis insomnios a las tres de la mañana,
 porque sabía que debías estar en algún otro sitio, a esa misma hora.
 Y no estabas a mi lado. 
Te odiaba, porque sin ti los cafés sabían amargos, 
aunque  le vertiera el tarro de azúcar, entero, dentro. 
Y porque sabía que en tu compañía, sabrían dulces incluso sin azúcar. 

Siempre he fumado demasiado, sobre todo en invierno.
 Y estaba segura, que te enamorarías incluso de mi manera de fumar. 
Pero cada calada que le he dado a mis cigarros, 
eran besos que debías haberme dado. 

Amaba el invierno,
 pero sin ti siempre hacía demasiado frío, 
y no valía la pena que se me congelara la nariz,
 si no tenía tu cuello para hundirla. 

Cariño, otra cosa que debes saber, 
es que incluso antes,  la cama era inmensa. 
Porque el vacío en mi pecho, le confesaba a mi piel,
 que la tuya no estaba ahí y le hacías falta. 

A veces, todos los espacios me decían que no estabas
 incluso si saber que eras tú, quien iba a rellenarlos. 

Te conjeturaba, te visualizaba en mi mente. 
Pero ninguna de todas las formas en las que te imagine, se compara contigo. 
No imaginé que tendrías una nariz encantadoramente perfecta, 
que encajaría justo en mis caprichos, 
ni unos ojos como el café en las mañanas. 
Me tomaron por sorpresa los hoyuelos que se te marcan al sonreír. 
Y no esperé que se convirtieran en una imagen que me obligaría a sonreír a mitad del día, 
de solo recordarlos.
Tampoco preví tus clavículas, 
o tu cuello, 
o el lóbulo de tu oreja, 
que me hacen morderme el labio cuando los recuerdo.
Pero lo peor,
 fue que no preví, que llegarías con andar relajado, y expresión despistada, 
y te apoderarías de mí corazón, sin esfuerzo alguno. 
Y reemplazarías la escarcha por flores, 
y las lágrimas por risas. 
Y los huecos, por tu presencia.

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